domingo, 2 de noviembre de 2008

Clown.

Cuando se queda en evidencia.


La sala de prensa del Camp Nou es vecina al vestuario del Barça. Para que los muchachos no se cansen camino de su cita con la canallesca, claro. A ambos lados de la mesa desde la que hablan los futbolistas cuelgan dos pantallas grandotas por donde se sigue la programación de Barça TV. Ayer, mientras esperábamos a Messi, echaban resúmenes de diferentes Málaga-Barça. Fue gracioso ver una y varias veces el 5-1 del 2003. Y un alarde de buen fair play del programador, pues si se lo hubiera ahorrado pocos de los presentes lo hubiesen echado en falta. Yo sí. Y lo habría exigido. ¿Premonición? ¿Avance extrasensorial de otro triunfo malaguista sobre los culés? ¡Pues quién sabe! Primero porque aunque pueda parecerlo, no van a ganar siempre. Los culés, digo. Después porque el Málaga ha levantado y un equipo que es capaz de ganar en Sevilla no es cualquier cosa: fue 0-1 pero pudo ser 0-3 perfectamente. Y también porque plantilla y entrenador andaluces conocen el vídeo, seguro que sí, habrán tomado buena nota y jugarán como se debe jugarle al Barça: en serio.
J ugar al Barça en serio exige una concentración absoluta en los primeros minutos... y en los que vienen después. Pero sobre todo en los primeros, cuando salen que parecen come-niños. Filas prietas, marcaje pecho-espalda a los súper generadores de su juego y salir zumbando hacia Valdés en cuanto se pueda. Procurando tener la pelotita lo más posible, sin despistes. Lo que no hizo el Almería, por ejemplo. Es complicado, pero este Málaga también lo es y el fútbol tiene la gracia de que todo es posible a un partido. Como aquel 5-1. ¡Avanti!




Tomás tiene muchas caras, la del tipo gracioso que ameniza el carrusel y la del pobre animador cabreado. ¿Sufrirá un mal arbitraje el Madrid? Es la única salvación de Guasch.